CONQUISTA ARGENTINA DEL DESIERTO O EL DESIERTO CONQUISTA LA ARGENTINA

 


Impulsados por intereses geopolíticos y económicos, y con el decidido apoyo de la Sociedad Rural Argentina, entre 1878 y 1885 el Estado Argentino impulsó una serie de campañas militares destinadas a establecer su dominio sobre la Patagonia oriental y ejecutar una limpieza étnica de sus pobladores nativos.

No era la primera vez que el gobierno argentino se avocó a una tarea similar: la apropiación del Chaco Argentino (1870-1917), iniciada por Domingo Faustino Sarmiento y terminada por Hipólito Yrigoyen.

Conocida en la historia como la Conquista del Desierto, su denominación esconde una gran inexactitud. El territorio a conquistar no era un desierto. Su fauna y su flora eran abundantes, aunque no concordara con el gusto europeo.

Dejando de lado la cordillera de los Andes, sus mesetas y cañadones estaban poblados de forrajeras como el coilón y el duraznillo que pastoreaban con cierta tranquilidad camélidos como el guanaco y ganado equino y vacuno en estado salvaje. Cabe destacar que los camélidos son originarios de Norteamérica y no del Asia ni del África.

La introducción y explotación de la ganadería ovina destinada a la exportación en forma intensiva, devastó la flora originaria, provocando una desertificación progresiva.

Posteriormente, en el siglo XX, las élites dominantes se convirtieron en fieles adherentes del credo "Argentina, granero del mundo". Un mito peligroso, que impulsó la tala generalizada del monte chaqueño y del espinal del corredor Buenos Aires - San Luis, con destino a las locomotoras de los ferrocarriles que recorrían el país. Ferrocarriles, explotación cerealera y fundación de pueblos agrícolas no hubieran sido posibles sin la deforestación de inimaginables extensiones de tierra fértil.


Otra vez la sobrexplotación con destino a la exportación cerealera, hizo que las tierras del centro del país estén sufriendo de un empobrecimiento de nutrientes en el suelo cultivable. La fertilización artificial del suelo no alcanza a reponer el desgaste que supone el cultivo intensivo de cereales y oleaginosas. En la última década la brecha entre nutrientes extraídos del suelo y los implantados es de un 8% anual.

A este paso y a la larga, el desierto seguirá avanzando sobre el suelo patrio.

No en vano predijo un investigador del Conicet sobre el déficit de fertilización: "Si no se intensifica la producción en la superficie cultivable, nos veremos obligados a convertir valiosos ecosistemas naturales en zonas agrícolas".

El ingreso al mercado de oleaginosas transgénicas, convirtieron extensas zonas en un mar verde envenenado por herbicidas y pesticidas de alto impacto sobre la salud humana. En Santiago del Estero suelen decir: "Santiago antes era marrón, ahora es verde". Verde de dólares, no de vida, podrían aclarar. El Desierto sigue conquistando la Argentina.

Ya en el Norte del país, la fiebre del oro blanco, el Litio, amenaza en breve con secar las fuentes de agua necesarias para la vida. Todo para que en los países dominantes del norte tengan la conciencia tranquila mientras conducen automóviles eléctricos no contaminantes, a costa de secar regiones argentinas enteras.

Esta es la razón de esta nota. Pensar si conquistamos un desierto que no era, o  construimos un desierto para las generaciones futuras.

PD. Un buen sitio para consultar: http: //www .desertificacion. gob. ar/ 

El informe de la FAO sobre desertificación en la Argentina debido al cultivo de la soya no deja mucho para la discusión. http:// www. fao .org/3/t2351s/T2351S0b.htm

Más claro imposible:https: //cl. boell .org /sites/default/files/libro-el-vaciamiento-de-las-pampas.pdf





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