ATLÁNTICO SUR: ¿PRETENSIÓN CHILENA O GEOESTRATEGIA BRITÁNICA?

 

 

El reciente reclamo del presidente Piñera sobre un buen sector del océano al este del cabo de Hornos, plantea la duda sobre su naturaleza profunda. Sobre todo después del tratado de paz y amistad trabajosamente logrado en 1984. Y a poco tiempo de la demarcación de la jurisdicción marítima argentina por el organismo competente de las Naciones Unidas, iniciado en 2009 y resuelto a principios de 2016.

¿Es una medida electoralista de un político que busca recuperar poder frente a las próximas elecciones presidenciales inyectando un poco de sentimiento nacional?

¿O estará tal vez el largo brazo de la diplomacia británica y sus aliados tratando de bloquear el acceso de la Argentina e indirectamente de los posibles gobiernos "populistas" del este sudamericano al sector Antártico? No olvidemos que Gran Bretaña reclama para sí el mismo sector que nuestro país.

El decreto presidencial de Piñera surge en el marco de una creciente presencia de los intereses de la República Popular China en el sur argentino, tanto económicos como la base científica en Tierra del Fuego. Recordemos que la OTAN declaró en su reunión cumbre de Londres, en 2019, los peligros que la influencia china en el mundo.

También en el marco de los recientes reclamos argentinos sobre ejercicios militares y construcción de un puerto de aguas profundas.

Una simple observación cartográfica quizá legitime esta duda.

De continuar en esta tesitura, la OTAN, o al menos el grupo angloestadounidense, contaría con una presencia en el Atlántico Sur que eventualmente llegaría hasta el mismo Polo. 

Actualmente las bases británicas de la OTAN son: Malvinas, Georgias y Sandwich, Tristán de Acuña, Santa Helena y Ascensión. Todas ellas ubicadas entre los 7 y los 57 grados de latitud sur. La presencia de armas nucleares en Malvinas no está descartada.

En ese marco, el decreto del gobierno chileno, tradicional aliado de la Gran Bretaña, no deja de despertar suspicacias.



Las recientes consideraciones de la Agencia Mercopress, dependencia del gobierno británico en Malvinas, no pueden dejar de pasar desapercibidas, sobre todo la despectiva frase final dedicada al actual presidente argentino.

"Cabe advertir que se trata de dos gobiernos muy débiles, tanto el chileno como el argentino. El conservador Sebastián Piñera y el modelo de desarrollo chileno sufrieron en 2019 un levantamiento social protestando en contra de un sistema de capitalismo de riqueza concentrada y de amigos, donde la educación y salud pública son mayoritariamente pagas. Piñera nunca pudo levantar en las encuestas de opinión pública y ha debido aceptar una asamblea constituyente. En noviembre hay elecciones, entrega el poder en marzo, pero desde ya el sistema político tradicional de Chile está en plena transformación, por tanto un poco de batir de tambores nacionalistas no viene mal y quizá se acuerden de Piñera los libros de historia con un poco más de cariño

En Argentina la situación es peor, un desastroso manejo de la pandemia, con el confinamiento de población más prolongado del mundo, una economía que se desplomó y niveles de corrupción surrealistas, a tal extremo que no se descarta una derrota del peronismo en las elecciones de medio término en noviembre. El desbocado Alberto Fernández ha demostrado ser un presidente títere e incapaz, en tanto el poder sigue en manos de Cristina Fernández. Aquí también el agitar de banderas y colores patriotas son motivos de convocatoria."





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